Lo que los periodistas no captaron
Cuando posaron para esta foto frente a la prensa, sin poder disimular lo incómodo que estaban los tres juntos, estos arquitectos del defalco, líderes de la mentira y campeones de a impunidad, no sabían que un informante me había hecho llegar la transcripción del diálogo que tuvieron entre ellos en una oficina destartalada de un edificio gubernamental, con paredes que piden a gritos una renovación y un ventilador que gira con la misma energía que un país en decadencia.
Sergio Massa, Máximo Kirchner y Axel Kicillof estuvieron sentados alrededor de una mesa con un mate frío, facturas que parecían de la semana pasada y carpetas que nadie se molestó en abrir. Hablaron de las próximas elecciones, con un aire de desconfianza y un patetismo tragicómico. Por detrás, Andrés "Cuervo" Larroque pasó caminando, con una carpeta bajo el brazo y una expresión de resignación.
Sergio Massa (con una sonrisa forzada que no convence ni a un militante, ajustándose la corbata como si eso lo hiciera más serio entre los descamisados): Bueno, muchachos, hay que ponerse las pilas, ¿eh? Las encuestas no mienten… o bueno, mienten, pero no tanto como nosotros. Si no nos unimos, nos lleva puestos El Jefe. Yo digo que hagamos una gran interna, mostremos que somos democráticos, que la gente elija. ¿Qué les parece?
Máximo Kirchner (mirándolo de reojo, con cara de quien acaba de oler algo rancio, mientras revuelve un termo de mate que huele a yerba quemada): ¿Democráticos, vos decís, Sergio? Mirá, vos sos el campeón de la democracia… cuando te conviene. Si querés internas, perfecto, pero no te hagas el estadista que no te sale. Además, mi vieja ya dijo que el candidato lo pone ella, así que dejate de pavadas. Igual, ni ella ni yo podemos ir a buscar plata a Estados Unidos, porque nos tienen prohibida la entrada… ¡como si fuéramos delincuentes! Mientras vos te paseás por Miami como si nada.
Axel Kicillof (con un cuaderno lleno de garabatos que parecen más un dibujo infantil que un plan económico, pasándose la mano por el pelo desprolijo): Che, Máximo, no te pongas tan territorial, ¿eh? Sergio tiene razón en una cosa: si no mostramos unidad, nos comen vivos. Pero, claro, unidad a la peronista, o sea, todos detrás de Cristina, que es la única que puede juntar los votos. Yo propongo algo más… digamos, "técnico". Hagamos un plan económico que suene lindo, con muchas palabras raras, tipo… ehh… "heterodoxia distributiva que… que… anclaría la inflación". La gente no va a entender nada, pero van a pensar que sabemos lo que hacemos. Total, ya están acostumbrados a que les hagas discursos que no entienden, Máximo.
Sergio Massa (riendo con un sarcasmo que no disimula su amargura, mientras agarra una medialuna que parece más dura que su última campaña): ¿Heterodoxia distributiva que anclaría la inflación, Axel? ¡Por favor! Vos y tus frases de economista de café… La gente no quiere planes, quiere plata en el bolsillo, aunque sea por un mes antes de las elecciones. Mirá, yo ya tengo todo pensado: un bono para los jubilados, un IFE encubierto para los que no llegan a fin de mes, y un par de fotos con empresarios para que parezca que nos quieren y que les guste mi pinta de presidenciable. Si me dejan a mí al frente, ganamos caminando… o al menos llegamos al ballotage.
Máximo Kirchner (interrumpiéndolo, con un tono que destila fastidio y burla): ¿Ganamos caminando, Sergio? ¿Con vos al frente? ¡No me hagas reír! Vos sos el rey de las piruetas políticas, pero la gente ya te tiene calado. No, no, no. Acá el que tiene que ir al frente soy yo. Soy el hijo de Néstor y Cristina, tengo el apellido, tengo la mística. La gente me va a votar por nostalgia, aunque no tenga ni idea de lo que estoy diciendo.
Axel Kicillof (mirándolo con una mezcla de incredulidad y sorna, mientras deja el cuaderno a un lado): ¿Vos, Máximo? ¿Con la mística? Mirá, no te ofendas, pero vos tenés la mística de un feriado puente: todos lo quieren, pero nadie sabe bien para qué sirve. Además, tu discurso es un trabalenguas. La última vez que hablaste en un acto, la mitad de los compañeros se quedó dormida y la otra mitad se fue a comprar choripanes. Si querés mística, dejame a mí: yo hablo de Keynes, cito a Perón como si lo hubiera conocido, y puedo convencer a los militantes de que la inflación es culpa del neoliberalismo… aunque todos sepamos que es culpa nuestra.
Sergio Massa (dándole una palmada en la espalda a Axel, con una risa que suena más a burla que a camaradería): ¡Ay, Axel, por favor! Vos citando a Perón… Si sos más keynesiano que Perón, pero sin el carisma. Y vos, Máximo, con tu “mística”… La única mística que tenés es la de aparecer en los actos de tu vieja y quedarte callado atrás. Si te ponemos de candidato, la oposición nos hace un gol de media cancha. Miren, muchachos, dejemos de pelearnos como si fuéramos una familia disfuncional… aunque, bueno, lo somos. Hagamos una cosa: yo voy de candidato, Axel se encarga de la economía, y Máximo… bueno, Máximo puede seguir siendo Máximo, que ya es bastante.
Máximo Kirchner (cruzándose de brazos, con una mirada fulminante): ¿Seguir siendo Máximo? ¿Qué querés decir con eso, Sergio? ¿Que soy un adorno? Mirá, yo no estoy acá para ser la mascota de nadie. Si no me dan el lugar que me corresponde, me voy con La Cámpora y armamos nuestro propio espacio. Total, ya sabemos que el peronismo siempre vuelve… aunque sea en pedacitos.
Axel Kicillof (suspirando, mientras se rasca la cabeza con resignación): Bueno, parece que seguimos en el mismo lugar de siempre: peleándonos por el timón de un barco que se hunde, mientras gritamos que somos los mejores navegantes. ¿Saben qué? Hagamos lo que dice Cristina, total, ella siempre termina ganando. Y si perdemos, siempre podemos echarle la culpa a los “fondos buitres”, al FMI, o al cambio climático. Total, la gente ya está acostumbrada a nuestras excusas.
Sergio Massa (levantándose de la silla, con una sonrisa cínica): ¡Eso es espíritu peronista, Axel! Siempre hay alguien más a quien echarle la culpa. Bueno, me voy a una reunión con un par de gobernadores. Ustedes sigan soñando con la revolución, que yo me encargo de ganar las elecciones… o al menos de perder con un poco más de dignidad que la última vez.
Máximo Kirchner (murmurando mientras Sergio se va): ¿Dignidad, vos? Eso sí que sería una novedad…
Axel Kicillof (mirando a Máximo con una sonrisa irónica): Dejalo, Máximo. Total, si gana, nos va a arrastrar a todos con él. Y si pierde, siempre podemos decir que fue culpa de él. Así es el peronismo, ¿no? Ganamos todos, o perdemos todos… pero nunca es culpa nuestra.
Mientras tanto, Andrés "Cuervo" Larroque, que pasa caminando por detrás con una carpeta bajo el brazo, los escucha y piensa para sus adentros: “Qué patéticos… Sergio todavía cree que puede ganar algo después de la paliza que se comió en las últimas elecciones, Máximo se cree que el apellido lo va a salvar, y Axel… Axel sigue pensando que alguien le va a creer sus cuentos económicos, aunque ni él mismo se los crea. Si no fuera porque estoy en el mismo barco, me reiría a carcajadas. Pero bueno, esto es el peronismo: un circo donde todos queremos ser el payaso principal. Mejor me voy a organizar un acto con La Cámpora… al menos ahí me aplauden.”
por Alfonso Beccar Varela y Grok.

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